jueves, 26 de mayo de 2011

BUSCANDO A SINATRA, (DESESPERADAMENTE)






              Ha pasado ya el ajetreo de las Fiestas, el follón de las Elecciones, y después de leerla , por segunda vez,  aún estoy más convencido que desde la primera presentación de su novela,  “EL JUEGO DEL HOMBRE INVISIBLE”, la pregunta que más veces habrá tenido que responder mi querida Dama será: ¿cuánto hay de Reyes en el personaje de Elvira?
                   Yo que me tengo por su amigo espero que no mucho.                             Pienso que Reyes Aguilar es una mujer fuerte, a la que se le han cumplido mucho de sus sueños; una mujer que se enfrenta a la vida con decisión y alegría.
                   Elvira Aranda por el contrario, o al menos esa es mi opinión, es una mujer cobarde, indecisa, que se esconde en sus fantasías y en su blog para no enfrentarse a la realidad, para no coger el toro por los cuernos. Elvira es culta e inteligente, pero como si tuviera que disculparse por ello o disimularlo, como si tuviera que ocultar sus inquietudes, se parapeta como una tortuga en su caparazón, para preservarse de la vida de los otros. Elvira nunca llega a decir esa expresión que comenta en su blog  “Condíos” a tiempo, nunca se atreve a liarse la manta a la cabeza, a decir aquí estoy yo, a hacerse valer. Me recuerda mucho a  alguien muy cercano a mí, salvando la gran diferencia de edad; una muchacha de ojos claros como un lago de aguas tranquilas , que salió de Guatemala pá caer en Guatepeor,  alguien a quien cortaron las alas de su sueño, apagando el eco de su voz cristalina y hermosa, antes incluso de que pudiera intentar siquiera emular los pasos de Juana Reina o Doña Concha Piquer, y que ahora, cuando ya han pasado demasiadas hojas de su calendario se da cuenta de lo ciega y sorda que ha sido y se queja, por tantas cosas,  ya definitivamente sin solución.  
              Porque de eso va, entre otras muchas cosas, "El juego del hombre Invisible”, de sueños frustrados, de luchas por ser alguien, aunque solo sea una vez en la vida, a los ojos de los demás, de anhelos secretos, de soledades autoimpuestas, porque mejor solo que mal acompañado,  de cambios sorprendentes, por soñados e imposibles, en el tedio, el aburrimiento y la cotidianidad del día a día.
              Porque ¿Quién no cambiaría más de una vez el tibio y rutinario café en el mismo bar de siempre, por un estimulante café irlandés o un  original cocktail en el más glamoroso y elegante local de Brooklyn o Manhattan?.¿Quien no preferiría mirarse en el brillante espejo de la sonrisa de sinvergüenza  simpático de Frankie, en lugar de en la gastada , imperfecta y archiconocida de la persona que tenemos desde hace tanto tiempo  a nuestro lado?.
             
              Tiene razón el prologuista del libro de Reyes cuando dice que su lectura puede servirnos de autoayuda, porque no es una obra para pasar el rato, aunque se hace muy amena, sino más bien para pensar, para hacer análisis en nuestra mente, para que hagamos comparaciones y saquemos conclusiones sobre: la felicidad, sobre el papel de la mujer en la sociedad, las relaciones de pareja, el trato con los hijos, el afán de protagonismo y poder.
                  Y así llegamos a la conclusión de que todos en nuestras vidas, podemos tener mucho de Elvira, o de Sinatra, pero también de Pepe el mensajero, de Toñi la chavala del bar,  de Marí la secretaría bellísima o de Emilio el buen cuñado, y porque no de Juan, de Rosa Reinoso o  de Arturo Muñoz. ¿Cual de estos roles encaja mejor en nosotros?, ¿con cual seriamos más felices?, aquí que cada uno saque sus propias conclusiones.
 
                 “El juego del hombre invisible”  hace al mismo tiempo un profundo alegato de la importancia de los sueños, de las esperanzas, de las metas que, muchas veces casi como una utopía, nos trazamos en nuestra imaginación. Un sueño puede ser un buen acicate para la vida, un buen interruptor para ponernos en marcha, un resorte para despertarnos y empujarnos a vivir; pero puede convertirse, en demasiadas ocasiones, en una cárcel de oro, una auto prisión, en una obsesión enfermiza y dañina, si volcamos toda nuestra existencia en él; se me viene a la mente un peliculón sobre Ballet. No podemos  ni debemos quedarnos colgado en nuestros sueños, que creo que es lo que le pasa a Elvira. No podemos como ella dice saltar los obstáculos, ni por encima, ni por debajo,  porque la vida es como una pista de atletismo, y si no apartamos las “vallas” de nuestro camino, si no las destruimos de algún  modo,  si no lo hacemos así, tarde o temprano volveremos a encontrárnoslas delante de nosotros.
 Tenemos que saber dar un grito,  un buen portazo a tiempo,  y pensar por un momento como si solo nosotros importáramos en el mundo, despertar,  para ver la claridad, pararnos, para ser conscientes de la luz que llevamos dentro.
           
                Una extraordinaria novela en definitiva, con una inmensa banda sonora, los que la lean entenderán el porque de esta expresión, y que además nos invita a conocer el universo literario de otros autores: BENEDETTI, AUSTER, SABATO, DICKENS y  a perdernos callejeando por el casco antiguo de Sevilla,  (yo recomiendo las calles de la antigua Judería,  el barrio de San Bartolomé), o de la ciudad de la que estemos enamorado, para pensar, reflexionar, relajarnos, y poner en orden nuestras ideas.
          Un magnifico libro de cabecera, que creo no será el ultimo, porque como dicen los taurinos, mi amiga Reyes Aguilar “quiere, sabe y puede”.
Mi más sincera enhorabuena. 

               Por cierto, REYES firmará ejemplares de "El juego del hombre invisible", mañana Viernes en el Stand nº 36 de la FERIA DEL LIBRO DE SEVILLA, en la céntrica y muy bética PLAZA NUEVA.


P.S. - Todos alguna vez en la vida habremos experimentado la explosión de fuegos artificiales que dentro del corazón se produce cuando descubrimos a nuestro "hombre invisible".Algunos, valientes, a partir de ese encuentro tendrán noches de San Juan todos los días de su existencia; otros, la mayoria, cobardes, soñaran y soñaran siempre, en ese fugaz momento en que su vida, su cielo, se lleno de palmeras y rabos de colores.
        Pensé en Sinatra, o , como no, en Triana para poner el fondo musical apropiado a esta entrada, pero al final me decante por el gran Serrat, "De vez en cuando la vida", no hace falta más explicación.

3 comentarios:

  1. Se nota que eres amigo de la Dama de Sevillano nombre, por eso la crítica sobre su libro es sincera. Si antes estaba convencido en leerlo, ahora mucho más. !Pero si encima es Bética!
    Un estrechón de manos compañero.

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  2. Naranjito amigo, cuantas verdades en tu comentario.Que soy amigo de Reyes, ¡ pues claro !, que es Bética de ley, ¡ pues claro !.Que estas más convencido de leer su novela después de mi critica; léela compañero, veras como revives situaciones reales de las que hacen reflexionar. Un libro cercano que engancha hasta el final, te lo aseguro.Un fuerte abrazo.

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