LA VECINA MÁS ANTIGUA DE SEVILLA.

             

 

             Es la vecina más antigua, la más querida del barrio, muchos no saben ni cuando llego a nuestra tierra.Lleva muchos más años entre nosotros que LORETO o SALUD, esas dos sobrias bellezas, que asientan sus reales allá por LA COSTANILLA, muchísimos más , hasta siglos, que SOCORRO y MERCED, las dos dulzuras que nos brindan su juveniles y nacarados semblantes en la antigua COLEGIATA del SALVADOR, incluso lleva más tiempo en SEVILLA que INMACULADA, esa niña tan, tan PURA, tan, tan LIMPIA, que nos da los buenos días cada amanecer en su ventana junto al ARCO DEL POSTIGO.

              Sale a darse una vueltecita nuestra vieja vecina, de mañana, muy tempranito, que en este verano nuestro hay que pasear antes que el sol se desperece del todo y empiece a dominar con sus rayos el cielo de forma inmisericorde, haciendo de las calles la antesala del mismo infierno.

                 Es, sin duda, la mas respetada por todos, en cada rincón de esta vieja collación de SANTA MARÍA, y por extensión, en cada calle de nuestra ciudad, en cada pueblo de su provincia, pero muchos, aunque le tienen un inmenso cariño, una sencilla devoción,  saben poco, muy poco de Ella.
                 Un viejo espíritu hispalense, de esos que como vuestro amigo TRITRI, tiene mal dormir, y se echa pronto al deambular por callejuelas e historias, por plazuelas y leyendas me contó la suya, un fresco amanecer de adoquines mojados por las GRADAS.
                 Y me contó ese fantasma con la gracia que dan los siglos de moyate en las barras de las más rancias tabernas, con la sabiduría popular y algo resabiada de los que se han curtido en tretas y tratos con las gentes del ARENAL, con las mujeres de la vieja MANCEBÍA, de los que han aprendido la vida entre los pícaros del CORRAL DE MONIPODIO y entre las intrigas palaciegas del cercano ALCÁZAR, en fin, un espectro tan nuestro, tan nuestro que como un remedo de DON JUAN, subió a todos los palacios y bajo a todas las cabañas para compartir suculentas viandas con lo más granado de la sociedad, parar reír las chanzas, con vino y algún mendrugo, y llorar las penas con la buena gente del pueblo llano.
                  Y fue relatando como os digo, en un lento paseo por la calle de la MAR, camino de lugar que llaman del MALBARATILLO que hace más de siete siglos, durante el largo asedio que las tropas castellanas, montañesas,  y de bravos caballeros leoneses, sometieron a la ciudad de ISBILIA, siguiendo a su Rey, el gran FERNANDO III, valeroso monarca, temeroso de DIOS nuestro señor, al que por sus servicios y su devota ejemplaridad con el tiempo hicieron SANTO,  que estando las huestes en una breve tregua en tan azaroso esfuerzo, en el campamento que se levantaba por el sitio llamado de la HUERTAS DEL REY,  barrio de SAN BERNARDO en nuestros días, estando descansando en su real tienda, el Rey tuvo un extraño pero cautivador sueño,  y entre las brumas del duermevelas dijo que contemplo el rostro más hermoso, dulce y Virginal, donde se fundía de modo extraordinario la más sencilla y limpia belleza, con el gesto más elegante y señorial que imaginarse pudiera, y pensó,  en su alta sabiduría, una vez despierto, nuestro gran señor FERNANDO, que tan excelsa gracia no podría ser terrena sino una aparición de SANTA MARÍA, nuestra señora, REINA de Cielos y Tierra, y que tan angelical visión no podía sino ser un vaticinio de victoria en la batalla, por lo que desde ese mismo instante todo su esfuerzo, todos sus desvelos, se volcaron en encontrar al artista que fuera capaz de representar en imagen esa soñada y santa perfección.

     Muchos fueron los imagineros que lo intentaron, pero vano empeño, ninguno conseguía plasmar la hermosura de la Mujer que entre las brumas del sueño se le apareció.Desesperaba en tan idílica como ardua tarea el Rey FERNANDO, cuando le fueron presentado dos hombres extraños, altos y rubios, llegados de lejanas tierras, que le aseguraron poder llevar a cabo el codiciado encargo.Le pidieron estar solo durante la realización del trabajo y se alejaron a un cercano cerro.Como el tiempo pasaba y los dos extranjeros no daban muestras de haber terminado su labor, fuese el Rey castellano con alguno de su hombres de más confianza al encuentro; en el alto cerro no había rastro de ellos, pero allí se encontraba la imagen más excelsa, hermosa, digna de pleitesía que jamas pudieran haber imaginado. El Rey se arrodillo antes que ninguno ante ella, y dijo que era lo que tanto había esperado, que sin duda los artistas no podían ser sino ángeles mandado por el mismo DIOS, en su infinita grandeza, para que una vez conquistada al infiel, SEVILLA tuviera la más hermosa representación de su bendita MADRE, y que esta,que era dulce protectora de todos sus hombres, caballeros y nobles, reyes de todas las cortes cristianas, llevaría por nombre desde ese mismo momento, el de SANTA MARÍA DE LOS REYES.
      Esta es la leyenda que me contó el centenario fantasma de la Catedral que se alejo raudo, aunque renqueante por la edad, según me dijo, para visitar a un primo suyo en la SANTA CARIDAD, y ya sabéis como termina la historia: El Rey castellano conquistó la ciudad, y la hizo poderosa y rica, y siempre tuvo a su lado la imagen de la Virgen. Y pasado el tiempo sus restos mortales descansaron en la CAPILLA REAL, para siempre a los pies de Ella, de la VIRGEN DE LOS REYES, de la VECINA MÁS ANTIGUA DE SEVILLA, que esta mañana de AGOSTO, su mañana,  con su niño Jesús sobre las rodillas de amorosa madre,  niñito guasón de cachetes colorados y chapines dorados, vendrá, como lo viene haciendo desde siempre, dándose un majestuoso paseo por las calles de su barrio, "el mejor cahiz de tierra del Mundo",entre los rezos, las plegarias y el saludo de sus gentes, mientras se aroma el aire cálido, con la fragancia de sus cuatro escoltas de nardos.

ENVÍO: A D. MANUEL MARTÍNEZ GOYGURO, "LOLO" el del "CAPILLITA", noble y humilde aguao de los hombres de faja y alpargatas blancas, pies para el paseíto de la mañana de AGOSTO de la REINA DE LOS REYES.