miércoles, 12 de noviembre de 2014

LA GENTE AYUDA A LA GENTE



             Cuando llegan los momentos de angustia, cuando el dolor atenaza tu corazón y lo aprieta hasta dejarte casi sin respiración, cuando te ves impotente y solo en un callejón sin salida, en un oscuro túnel que parece no tener final, entonces sé  que encontrarás una mano amiga que se tienda para ayudarte, sé que encontraras unos brazos hospitalarios para acogerte y levantarte, sé que encontrarás la luz de una sonrisa que alumbre la que parece perpetua  y oscura soledad , incluso sé, tengo la certeza absoluta, que en el último momento, en el de la pena más terrible y eterna, cuanto ya todo lo humanamente posible se haya intentado, al menos, sé que encontrarás ese hombro mullido y cálido donde se desbordara, como único bálsamo posible, el torrente caudaloso de tus lágrimas.
                   Ahora, en este tiempo, en estos instantes, en que tantas, y tantas cosas se han hecho mal, en que tantos, y tantos acontecimientos me habían vuelto incrédulo, desconfiado hacia la condición, hacia la humanidad de la gente, es cuando, sin embargo, estalló el resplandor de la esperanza, de la vida, y derrotó de nuevo a la enfermedad, a la muerte.  
              Y ellos, los buitres, las hienas, los que tanto y tanto dolor, tanta  y tanta desgracia provocaron, y seguirán provocando, intentarán darle la vuelta a la tortilla, intentarán con lo que mejor hacen: su palabrería, su  arte para el encantamiento de los imbéciles, adornar con oropeles, con discursos tan rimbombantes como falsos, el hedor nauseabundo de su fracaso; intentarán, como puedan, arrimar el ascua a su sardina, y pintar de experiencia, de capacidad de reacción, de modélica gestión, de ejemplo para el Mundo, lo que muchos sabemos, es el triunfo diario de muchos HOMBRES Y MUJERES ANÓNIM@S, es el éxito sin paliativos de muchos HÉROES que madrugan, que pasan noches en vela, que aguantan horarios irracionales, que muchas veces, sin medios, sin materiales, siguen obrando los pequeños y grandes MILAGROS de cada día.
               Y es que lo he visto en sus caras, lo he visto en sus, aunque ha veces cansadas, siempre cálidas y sinceras sonrisas, lo he visto en sus atenciones y en su preocupación, lo he visto en su vocación.
                Y lo he visto en su trajín de cada mañana; en ese café con palabra amable; en ese cambio de sabanas; en ese suero para arriba suero para abajo, ahora esta pomada, ahora estas gotas; en esa impaciencia que  nos entra cuando tardan, aunque siempre lleguen para ayudarnos.  
            Y lo he visto en esa madurita rubia y delgadita que tiene dos niños,  y en la morena chillona del pelo ensortijado, y en la gordita de las gafas, y lo he visto en el eficiente y vivaz ANTONIO,  en el simpático JOSÉ LUIS y en VIRTUDES. esa campeona grande, monstrua, de talla WNBA, los tres, entre tantos, únicos ANGELES BLANCOS de los que recuerdo su nombre.Lo he visto en el personal de ENFERMERÍA, en sus AUXILIARES y en el de LIMPIEZA del HOSPITAL DE SAN JUAN DE DIOS en BORMUJOS.

          Allí, en ese cerro , donde paradójicamente sopla un aire frio y cortante, he vuelto a notar la calidez, la bondad del corazon de las personas, he vuelto a comprobar, gracias a DIOS, que todavía, y con la que está cayendo, aún LA GENTE AYUDA A LA GENTE.
             

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