Aplicando cierto contraste el color de la máquina de Amancio deja de ser tan rosa. Cogiendo el guante argumental lanzado por Bertín, ojalá no tengamos un cáncer por ver el asunto de forma distinta. Y, si lo tenemos, ojalá ese día haya máquinas disponibles compradas con esa colecta que llamamos impuestos. ¿Le suena a Bertín? Es la colecta que nos permite rescatar bancos, construir aeropuertos sin aviones o mantener a dos familias reales por el gusto de llamarnos monarquía. Sigamos con lo personal. Imaginemos ahora que, en una familia con ingresos suficientes como para vivir dignamente, los hijos pasan hambre por una mala gestión de la economía doméstica. ¿Quién sería el mamarracho que se opondría a que a esos niños recibieran limosna por parte de los vecinos más boyantes del barrio?, diría Bertín. Pues, aunque suene marciano, algunos lo serían. Algunos serían tan mamarrachos que, en lugar de aceptar la caridad del vecino rico, reestructurarían las cuentas de la economía familiar, quitándose de gastos innecesarios para dedicarlos a lo importante. Antes de que Bertín introdujese el concepto de mamarrachismo, a esto se le llamaba dignidad.
Ahora hagámosle caso a la diputada de C’s, empática con las penas de Amancio, y pongámonos en la piel del magnate. Si yo fuera Amancio y tuviera la mentalidad psicópata de la diputada, efectivamente querría llevarme mi negocio fuera de España por haber recibido algunas críticas. Pero no podría hacerlo, porque mi negocio ya está fuera de España. Concretamente en Asia, allá donde menos se cobra por coser una prenda. Si yo fuera Amancio, ahora sin la mentalidad psicópata de esta diputada, a pesar de ciertas críticas no me llevaría mis tiendas de España. No porque lo mío fuese una ONG, sino porque las tiendas y los empleados que en ellas trabajan los necesito si quiero que en España se vendan mis productos cosidos en Asia. El día que algunos entiendan que los empresarios no generan trabajo por altruismo, sino por necesidad productiva, para ganar dinero, habrán comprendido cómo funciona el mundo.
Sigamos poniéndonos en la piel de Amancio y demos un paso más allá. Si yo fuera Amancio y tuviese interés en beneficiar a la gente de mi país, fabricaría las prendas en España pagando sueldos dignos aquí en lugar de viajar allá donde las condiciones laborales de explotación infantil me resulten más rentables. Si yo fuera Amancio y tuviese interés en beneficiar a la gente de mi país, le diría a mi equipazo fiscal que dejase de ser tan equipazo, que por patriotismo pagásemos por los beneficios millonarios conseguidos el mismo porcentaje que paga en impuestos la dependienta del Zara. Si yo fuera Amancio y, después de fabricar en España y pagar los impuestos justos, siguiese queriendo hacer una aportación extra a mi país, ahora sí, donaría máquinas a la sanidad pública. Y no se enteraría nadie. La donación con propaganda se llama publicidad aunque algunos tampoco quieran enterarse.
El Dilema Amancio no va de máquinas en hospitales por mucho que a Bertín y a la señora diputada pueda sorprenderles. Es el dilema del tipo de sociedad que queremos. Una que cuide lo público tanto como se cuida lo propio y que, por tanto, se ocupe de cubrir las necesidades sin aceptar la caridad publicitada de nadie. O una que siga considerando héroes a los vencedores del capitalismo salvaje, una que siga poniéndole estatuas al señorito Iván, creador de miseria, cuando llega en su coche al cortijo repartiendo monedas. Yo el vestido lo veo negro. Y cosido en Bangladesh.
NOTA DEL TRITRI: Cae la noche sobre el Mediterráneo , la mar en calma, sobre un débil oleaje, como si fuera la cuna de un niño, se balancea un impresionante YATE de tres plantas.En su popa podemos intuir la figura de un señor mayor, está sentado mirando el cielo,lleva a sus labios , haciendo PATRIA , una copa de ALBARIÑO , bebe un sorbo, mientra sueña despierto: " Algún día, los españoles, a los que tanto quiero, me beatificarán; no habrá un SANTO tan humilde, tan generoso, tan bondadoso con los necesitados, tan sencillo como yo desde ESCRIVÁ DE BALAGUER".El sonido de un móvil lo saca de su ensoñación, lo coge con algo de fastidio, y responde, con voz pausada pero firme y autoritaria a quien ha llamado: "Que no, que no me importa el rollo de los empleados y de sus familias, ya veremos como arreglamos esa "pequeña dificultad", que hay que seguir cerrando tiendas y pasando al MERCADO ONLINE más artículos, más referencias.Que sí, que sí , que ya arreglaremos los problemillas que surjan con los SINDICATOS, con las AUTORIDADES con algún dinerillo y alguna DONACIÓN, lo que no podemos es ir en contra del FUTURO, además, no vamos a dejar que el BEZOS ese se coma la tarta el solito,no.Venga adiós".Deja el teléfono sobre la mesa, da un sorbo al vino gallego, se queda absorto, mirando las estrellas, y vuelve, plácidamente, a sus sueños de SANTIDAD. SONIDO DE FONDO: Sin nada de SORNA , sin rastro de MALA LECHE humorística, un tema con aires REGGAE , de uno de los grupos que ya tiene escrito su nombre, con letras de oro, entre lo mejor del POP y el ROCK de nuestro país. "EL BARCO" de TEQUILA.
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