Te he visto esta tarde en la parada, a la sombra, en la Plaza del Triunfo, mientras tu dueño mataba el tiempo de la espera del cliente charlando con los compañeros, y el caballo que te tira , molesto se espantaba las moscas.
He vuelto a verte cuando, a ritmo lento y cansino, pasabas por los alrededores de la Catedral; otra vez te vi en el parque de MARÍA LUISA, con un grupo de japoneses con esas modernisimas cámaras de vídeo, donde retiene todas las maravillas que van contemplando a su paso.
También me cruce contigo por el Paseo Colón, cuando a tu cochero en el pescante, se le alegraban las pajarillas al pasear por Sevilla a dos estupendas inglesas, dos pedazos de mujeres, que escuchaban sus explicaciones de circunstancial guia, observando con ojos como platos a su alrededor.
El, en su entusiasmo, les iba contando la Historia a su manera, con disculpable exageración, haciendo más bello lo que ya es hermoso por si mismo.Tú humilde coche de punto,,luces radiante y cuidado, con tus ruedas amarillas, con tus portezuelas verdes donde destaca dorado el escudo de la Ciudad.Tú conoces bien estas calles, y lo que es recorrerlas cada día .Que diferente te veo de esos otros enganches de tiro largo, a la media potencia, a la cuarta. que, con cocheros de librea o traje corto, esperan pacientes enfrente de la Maestranza, a que el señorito de turno, o al que se las da de ello salga de los toros.Ellos son el símbolo de la prepotencia, de la vanidad.
Tú, sin embargo, eres el del trabajo honrado, el del pan nuestro de cada día.Por eso debes de estar limpio y reluciente, porque para tu dueño eres, quizás, el único tesoro, el que le ayuda a mantener a la mujer y a los chiquillos.
Tú no conoces el lujo de las haciendas, de los cortijos sino que, pasaras las noches resguardado en una destartalada cochera en algún barrio pobre, muy alejado del paraíso que recorres cada mañana.
Tú no sabes de paseos orgullosos por el Real de la Feria sino, que más de una vez, cuando una molesta lluvia estropee la jornada de curro, volverás con prisas, con la capota de hule echada, mientras, las gárgolas de la Catedral parecen cataratas que impregnan de humedad los viejos muros, a buscar la quietud de ese modesto pero confortable cobijo, ese ruinoso rincón que es tu más anhelado premio.
Es una pena que los sevillanos no sepamos disfrutar de estre servicio público.
ResponderEliminarTambién, es una pena que los consecionarios de este servicio no miren más y mejor por su imagen.
Saludos.
Siempre me he quedado con las ganas de pasear por Sevilla en un coche de caballos, pero unas veces por falta de dinero y otras....¡porque me daría verguenza! nunca lo hice. ¿Quién sabe si algún día, no muy lejano, me "lío la manta a la cabeza" y realizo otro de mis sueños. Saludos.
ResponderEliminarBuenas noches, amigo Fali.Lo que creo que le pasa a muchos sevillanos, no es que no sepan disfrutar de los coches de punto, sino que un mínimo de 36 pelotazos, es mucha tela, ¿o no?. En cuanto a lo de la imagen, pues es verdad que algunos cocheros podían vestirse un poquito mejor, quizás alguna chaquetita o así.Abrazos
ResponderEliminarPues si,amiga tortuguita, yo también me he quedado muchas veces con las ganas de darme un paseo por el Parque o el Centro en un coche de caballos, pero no por vergüenza, que de esa tengo bastante poca, sino porque los leuros duelen mucho en el bolsillo, y más con esta crisis.Si puedes, lánzate y líate la manta a la cabeza, cumple tu sueño.Besitos
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