Ochenta días para la certeza del mejor tiempo de SEVILLA.
Ochenta días para volver a sentir las emociones, los momentos que , repitiéndose desde hace siglos, en nuestro interior siempre vivimos como si fueran nuevos, de estreno.
Ochenta días para la explosión de la más hermosa de las Primaveras, para ungirnos con la suave caricia de la brisa, para embriagarnos con el irrepetible olor a azahar, para extasiarnos con todos los sentidos mientras nos perdemos en un laberinto de antiguas calles solo pensadas para este sueño, bajo el haz luminoso de la luna.
Ochenta días para la resurrección de las túnicas.Ochenta días para amanecer en las manos del SEÑOR de San Lorenzo, para amanecer a una ciudad donde sentir como el Río, como las murallas , como las casa señoriales, las escondidas plazas se conjuran para formar el más hermoso e irrepetible decorado.
Ochenta días para el bautismo de la cera caliente sobre viejos adoquines, para el bautismo multitudinario en una pura y blanca PAZ entre el verde frondoso del Parque, para el bautismo en la Fe y en el orgullo de barrio, al contemplar como la rosa que cantara ROMERO MURUBE renace, como el ave fénix de sus cenizas, en el milagro anual del barrio de SAN JULIAN; o como una abuela trianera llora emocionado al ver a ese niño que, por vez primera, luce la misma túnica que lleva su padre, y que durante tantos años llevo su abuelo que ahora sí que esta más cerca que nadie de esa ESTRELLA rutilante.
Ochenta días para la comunión del bordado y la plata, de los cirios y las flores, del terciopelo y el ruán.
Ochenta días para la Comunión Santa con hogaza de pan alcalareño y buen vino del Aljarafe que nos llegara con sones cigarreros por la calle GERONA, para la comunión en la belleza de sus ojos cargados de GRACIA y ESPERANZA.
Ochenta días para la confirmación de que la calle por donde bajará abatida, desconsolada, cubriéndola con el dolor profundo de su AMARGURA, se convertirá, en la madrugada más hermosa del año, para gozo de SEVILLA, en cautivador y embravecido, verde mar de su ESPERANZA.
Ochenta días para la penitencia, para sentir cada vez más cerca, el cumplimiento de la promesa, del sueño morado.
Ochenta días para la unción, para sentirnos reconfortados, para comprender que ese Hombre Santo que se recorta en la noche, que arranca sombras cautivadoras , en la estrechez de PLACENTINES, se nos ofreció en la cruz por AMOR.
Ochenta días para la certeza, para la completa seguridad que SEVILLA, una vez más, despertó en ese mágico sueño que es su Semana Santa.
¡ FELICIDADES MACARENA !
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