Los PARAÍSOS solo los compran los potentados, los multimillonarios que amasan sus fortunas, que medran, que engañan, que compran los sueños de los demás, que venden humo, que se corrompen, que explotan, de una u otra manera, a sus congéneres en cualquier lugar del MUNDO. Siempre he pensado que trabajando honradamente, con la conciencia limpia, uno no puede hacerse millonario.
Los PARAÍSOS están prohibidos para los pobres, y los currantes, los que tenemos un sueldo pelao y mondao, tenemos que conformarnos con una CAMISETA y, a lo sumo, después de hacer mucha ingeniería económica, con alquilarnos un PARAÍSO una semanita, o, afortunados como yo, "VIRGENCITA, VIRGENCITA, QUE ME QUEDE COMO ESTOY", quince maravillosos días.
Según la HISTORIA, el EDÉN, el PARAÍSO estuvo entre los ríos TIGRIS y EUFRATES, el mio, mi PARAÍSO está donde se encuentran con el MAR los ríos GUADALETE y SAN PEDRO, mi PARAÍSO se llama EL PUERTO DE SANTA MARÍA.
Y estando en él, disfrutando de esa quincena mágica, dandome una alucinante SIESTA, soñé que COMPRABA MI PARAÍSO; bueno, no seamos exagerados, soñé que lo ALQUILABA todo el VERANO, que mi SUEÑOS son bastante más barato que los de la PRIMITIVA.
Eso si que era un VERANEO a lo grande, eso si que era relax, eso si que era ZEN, ZEN total, salir del calor de mi SEVILLA, alejarme de los LOBOS SIN DIENTES, de los LOBOS con PIEL DE CORDERO, a mediados de JUNIO, y no tener que volver , como decían los antiguos, hasta pasada la VIRGEN DE REGLA.
Y soñé que me tostaba, que me ponía moreno, moreno como solo recuerdo alguna vez de niño.Y soñé con mañanas de baños y de sal, con tardes de hermosos atardeceres, acariciado junto a mi amor por la brisa marina.
Y soñé con muchos y deliciosos desayunos de tostás con rico jamón en el RINCÓN del mismo nombre, con el pescaito del BAR GONZALO, con las ricas y rectangulares, al estilo ITALIANO de verdad, pizzas de CARUSSO, con la originalidad culinaria del SITIO DE VÉLEZ, con los helados de TONI.
Y soñé con tranquilos paseos nocturnos por las viejas calles del PUERTO, contemplado sus casa señoriales, sus bodegas, algunas en ruinas, con cierto aire decadente, como una metáfora de la propia imagen del país, su impresionante castillo de SAN MARCOS.
Y por soñar, soñé que cruzaba de nuevo la BAHÍA en el VAPORCITO, y me perdía, de la mano de CHARÍN, por el laberinto de callejuelas, de plazas, del otro lado de mi PARAÍSO, por CADIZ.
Y nos embriagábamos de olores en la plaza de las FLORES, y nos deleitábamos con las tapitas, con las cervecitas en los kioskos del MERCADO CENTRAL, y nos gastábamos una pasta dejandonos llevar por los caprichos, en las tiendas de la calle COLUMELA, y nos acercábamos hasta la CALETA, no sin antes comernos un buen papelón de CHICHARRÓN regado con unas copitas de TIERRA BLANCA en CASA MANTECA.
Y al despertar, no estaba triste porque se había acabado el sueño, muy al contrario, un sonrisa de oreja a oreja surcaba mi rostro. Al abrir los ojos me había percatado que era Domingo por la tarde, ¡ que felicidad !, aún me quedaban cinco largos días para disfrutar a lo grande en EL PUERTO, MI PARAÍSO ALQUILADO.
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