MAÑANA DEL CORPUS

  De nuevo, las velas estarán extendidas sobre las estrechas calles ofreciendonos su agradable sombra.De nuevo, el adoquín de Gerena se abra cubierto con la  alfombra verde, de juncia y romero.De nuevo, los balcones se engalanaran con reposteros y rojos damascos porque, como cada año, Dios en cuerpo y sangre sevillana se va a dar un paseíto por las calles del Centro.
  
  Y Sevilla se levanta temprano para verlo pasar, y se pone de gala para acompañarlo.Sevilla lo ha despertado con las risas de sus seises, con la Marcha Real que suena por el Alfolí de la Sal.
 
  Ya sale por la Puerta de San Miguel, cobijado por esa Giralda de plata que es la Custodia de Arfe.Y le recibe un tañir gozoso de campanas; y el olor de los calentitos de Angela, tan deliciosos como cuando lo hacia su tia Juana, allí en el Postigo; y el verde aroma que se levanta a su paso.Ya esta Sevilla cantándole a su Señor, al que es Rey en todas sus calles, al que es Hijo amantísimo de esa hermosa Madre que reina sobre todos los Reyes. 
 
   Y ya va por la Plaza de San Francisco donde se levantan Arcos de Triunfo, con la hechura de una capilla trianera, para que El pase; y ya viene por calle Sierpes y Cerrajeria, entre escaparates que se adornan
para rendirle pleitesía.Viene acompañado por todos los poderes de la ciudad, viene entre los estandartes de las Hermandades, entre el Cabildo Catedralicicio, entre los altos mandos militares y la autoridad Municipal, Alcalde y consejales, que se hacen insignificantes ante su Gran Poder, y ante el poder del pueblo que lo espera emocionado en la Plaza del Salvador, en calle Francos, entre abanicos y camisas de verano recien estrenadas.
  
   Y vuelve a su casa. Y Dios sonrie feliz, en cuerpo y sangre sevillana, porque se ha paseado por el "mejor cahíz de tierra del Mundo", porque se esta dando una vueltecita por su Reino encantado, por este Reino mágico de Sevilla.