Hay una leyenda que casi nadie conoce, una leyenda que en Sevilla muy pocos saben, que guardan en secreto los mármoles antiguos de la Catedral, las blancas espadañas de los conventos y los vencejos que sobrevuelan la calle Santa Clara.Un día, se la oí trinar en un descuido a uno de ellos en la Plaza de San Lorenzo.
La leyenda contaba la historia de un rey que conquistó Sevilla, pero que al mismo tiempo quedo conquistado por la ciudad, contaba que ese rey mando a sus naves cortar la cadena de hierro que cruzaba desde la Torre del Oro al viejo río y que al hacerlo, quedó encadenado para siempre en sus orillas, que puso victorioso su Pendón sobre una torre en las murallas y desde entonces su corazón quedo prisionero y enamorado entre las mismas.
Y sigue contado la leyenda que solo saben las esquinas de las viejas collaciones, que solo conocen los personajes de las vidrieras de Arnao de Flandes, que al morir ese rey, al que con el devenir de los años hicieron Santo, su alma subió a los Cielos, pero su cuerpo quedo eternamente incorrupto en la ciudad que tanto amó.
Y cuentan que cada treinta de Mayo, cuando escucha los tambores resonando en la Catedral, cuando unos hombres vestidos de caqui y con escudos de torres en las solapas le presentan armas, cuando le levantan la cortinilla en su urna de plata, el alma del rey Santo se alegra porque sabe que es el momento, que es la señal, para que vuelva a fundirse con su cuerpo.Y cuando los mortales duerman, cuando las calles encaladas estén desiertas, se perderá en la ciudad que conquisto y por la que fue conquistado.
Y el Rey subirá a la Giralda para ver a Sevilla esplendorosa a sus pies, y se postrara de rodillas ante la belleza de la Virgen de los Reyes, y volverá a pasar por las orillas del Guadalquivir y se llegara al convento de San Clemente que según la tradición Él fundara, para gozar del silencio y de la paz entre sus muros, mientras revolotean los vencejos en la calle Santa Clara.
El alma del Rey San Fernando ya escucho los viejos latines, ya escucho los paso marciales de los soldados de Ingenieros por Gradas Bajas, y en ese instante, ansiosa , desciende de la Gloria de los Cielos, para otra vez, unida a su cuerpo, darse un garbeito por la Gloria de Sevilla.
Vengo del blog de Calleferia en donde te he leido por primera vez, seguro que a partir de ahora tendrás una nueva seguidora de tus relatos.
ResponderEliminarMe ha encanto leer la leyenda de San Fernando
aunque muchos sevillanos la conocemos tu nos la has descrito de una forma especial.
Saludos
Por cierto, te agrego a mis favoritos para tenerne más cerca.
ResponderEliminarCuando el Rey Don San Fernando, descubrió Sevilla, él se preguntó...
ResponderEliminarTodavía recuerdo lo alucinada que me quedé de pequeña al ver la urna de plata y el escudo del Betis que formaba...
Cosas de mi abuelo que era único.
-Gracias sevillana, me alegro que te guste mi leyenda de nuestro Santo REY, Estaremos cerca.
ResponderEliminar-Querida DAMA, soberbio el Silvio, y única tú y tu
señor abuelo, que seguro sería un gran sevillano y betico, nos vemos en tu saloncito o soñandosevilla.Gracias.