domingo, 6 de junio de 2010

Y EL DOMINGO, EL CORPUS CHICO DE TRIANA


 Esta mañana se ha desperezado mi barrio como el gran pueblo que nunca tuvo que dejar de ser, ha amanecido como diría D. Antonio Burgos “gloriosamente Cateto”, con sus calles mas señeras deslumbrantes como la  patena, como para pasar revista. Aljofifadas sus aceras, adornadas las puertas de sus patios, de sus casas con macetones de pilistras y cintas,  mejorado, si se puede mejorar la belleza del abanico multicolor de los geranios y gitanillas, sus balcones,  engalanados con las mejores colchas, los más bordados mantones de Manila de cada ajuar.Y es que esta mañana,  Dios se va a dar un paseo por las calles más antiguas del arrabal, por aquellas por donde lo hace desde hace siglos, para mayor gloria de Triana.
Si el Jueves pasado, el Señor se dio una vuelta por el mejor cahíz de tierra  del Mundo, este Domingo lo hace por la tierra más hermosa del Universo, porque de esta misma tierra salió el barro para hacer la cerámica del Altar  donde se le honra, se le venera y se le reza como Jesús Nazareno, en la calle Castilla.

  Muy temprano,  la camioneta de batea con sabor antiguo habrá avanzado lentamente por las estrechas calles: Pelay Correa, Rodrigo de Triana, con su aromática carga. Dos operarios, a puñados, habrán cubierto los mojados adoquines con una alfombra de juncia y romero; y al poco , comienza el rito, el cortejo del CORPUS CHICO se hecha a las calles de Triana.
 
  Y aunque es la misma Divina Majestad la que se cobija en ambas custodias de plata, aunque es el mismo Jesús Sacramentado el que sale entre la fe del pueblo, es tan distinto el ambiente, tan diferente el sabor de esta mañana de Domingo a la del Jueves en Sevilla.

  En Sevilla Cristo, en cuerpo y sangre, pan y vino será despertado, será saludado con el pino mayor de la Giralda, con el rotundo y espectacular repicar del campanario de una de las mayores Catedrales de la cristiandad.
  En Triana,  barrio al fin, se le darán los buenos días con un batir de campanas de esa Catedral en miniatura que es Seña Santa Ana, como una  desbandada de palomas que surgiera bajo el reflejo azulado de los vidriados azulejos de la torre.

  Y  el cortejo, en Sevilla, será abrumadoramente extenso, yo diría que hasta agotador, ejemplo de boato y solemnidad, repleto de representaciones: los Canónigos, los Colegios Oficiales, las autoridades Civiles y Militares, las Ordenes Religiosas, y cofrades, cofrades hasta la saciedad.
     En Triana, cortejo en su justa medida, nadie sobra ni falta, como hecho a la medida del barrio: las Hermandades del mismo, y como elegante deferencia, el Baratillo y las Cigarreras, como buenas vecinas del río, y poco más, Como de la familia, allí podemos reconocer al tendero del barrio, al que tiene la pescadería en el mercado de Altozano, a la hija o el hijo de esa vecina del bloque donde vivía mi madre.

 Y los pasos, y la diferencia en los pasos de ambos Corpus; en Sevilla serán  más numerosos, como para aliviar la espera del paso de tanto señor trajeado, como más costeado, más antiguos, llevados por costaleros veteranos, con capataces, auxiliares y fiscales con caras serias, con movimiento medido, como si nada se dejara al azar.
 En Triana, savia nueva en las trabajaderas, aprendices de costal y faja en los pasitos, casi de  Cruz de Mayo del niño Jesús y del  San Juan, niños y jóvenes, brotes verdes que se harán fuertes ramas para que siempre
haya costaleros, por algo la patrona es también vecina de Santa Ana.

Y es que hasta el publico es distinto entre una y otra mañana. En Sevilla veremos a mucha señora de alto copete, de modelito, que se sienta en las sillas de las Gradas o del Salvador para que la vean bien, mucha tontería, para que nos vamos a engañar. Sin embargo, en mi barrio, todo el mundo de pie, en pequeñas filas alineados sobre las breves aceras y las mujeres, como decía mi abuela, sencillas y humildes pero escamondás.
     Y es que Triana tiene en el año tres mágicas mañanas, tres amaneceres donde derrama por entero el frasco de sus esencias. 
    La mañana de la salida de la Hdad. del ROCIO, las campanas de la capilla de la calle Evangelista llama a misa de romeros y convoca  en su repique  a una hilera de carretas blancas que precederán a la de plata que porta el Simpecado de la Virgen Chiquita camino de la aldea almonteña. Peregrinos, caballistas, mujeres vestidas de flamenca, fe y amor caminando en busca de la Blanca Paloma.

   La mañana de Viernes Santo mientras en la calle Castilla, el Gran Almirante, el único crucificado, llena sus pulmones del aire de su barrio y el Hombre-DIOS más humilde y sencillo, como los lirios que pisa, espera con la mirada baja, la llegada de la compaña de sus morados nazarenos, se irá produciendo el retorno de la diáspora, el regreso de los hijos al regazo amoroso de la Madre, el regreso a la Tierra Prometida de los trianeros de Sevilla, Andalucía y la Humanidad siguiendo la luz esplendente de ese faro que son los ojos morenos de la que tiene su atalaya, como alguien dijo, en la calle que es más suya que de nadie porque se llama Pureza. Y la Virgen vuelve de Sevilla entre un bosque de fragancias, cansada pero contenta de encontrarse de nuevo con sus hijos, que la reciben en loor de multitud. Y vendrán de todos los confines a buscar los protectores pliegues de su verde manto, a agarrarse en la adversidad a la que es ancla de segura salvación, a embelesarse de nuevo, a dirigir sus plegarias a la que es ESPERANZA  firme para todos los días de su vida.
    Pero aunque me siguen cautivando, me siguen emocionado como cuando era un niño, esas dos mañanas han cogido tanta fama, ha trascendido tantas fronteras que se han contaminado, espero que me sepáis entender, han perdido parte de su autentica belleza, ante la avalancha de gente, que no de barrio, de pueblo; ante el aluvión de gesto exagerado, que no de profundo sentir.

 Porque Triana nuca fue jolgorio, ni griterío sino alegría sencilla; porque nunca fue juerga, ni jarana de palmeros y cajón “flamenquito de Madriz”,
sino palo jondo de flamenco bien cantao y toque puro de guitarra; porque
Triana nunca necesitó de graciosos ni de famosas para ser única; porque nunca fue moda sino tradición de siempre; porque no necesitó de maquillajes ni perfumes caros porque la mujer hermosa lo es simplemente con la cara lavada con agua y jabón.

  Por todo esto, esta mañana de Domingo la siento más nuestra, más intima, más cercana, reservada solo para los que sabemos que a Triana no le hacen falta multitudes, no le hacen falta camisetas con eslóganes absurdos, no le hacen falta voceros ni falsos profetas, ni ser decorado de nada ni de nadie, por eso la queremos  en silencio, desde lo más profundo, desde lo más hondo del corazón, vivamos donde vivamos, y seguiremos disfrutando, mientras quiera el que esta refugiado en la plata de la CUSTODIA de OSSORIO, GARAY y AMAT, de las gloriosas mañanas del CORPUS CHICO de TRIANA



ENVIO : A  Francisco Javier Fernandez "EL ENANO DE TRIANA", saludos amigo, hacia años que te la debia.

2 comentarios:

  1. Fantástico, me ha encantado esta exaltación del Corpus trianero, que por cierto no conozco pero me apunto para el año que viene. Como también me apunto tu blog.

    Saludos.

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  2. Gracias por el piropo amigo Du Guesclin , no sabes lo que significa para un trianero que alguien quiera conocer una de sus fiestas más desconocida, seguiremos en contacto

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