Ya esta adornado el Puente con banderitas gitanas; ya esta el Río reflejando alegre en sus remansadas aguas las luces multicolores, los toldos rayados de las casetas; Triana esta viviendo sus días grandes, sus noches más señalaítas. Triana está celebrando la Velá de Santiago y Señá Santa Ana.
Este viejo vecino del barrio, se ha llegado hasta él para disfrutar de sus calles vestidas de feria, del olor a mar que desde Sanlúcar nos trae el Guadalquivir en estas noches de Julio.
Y me he detenido un momento para contemplar la belleza de la capillita del Carmen, que es un vergel de flores en estos pocos días que pasan de su fiesta, y allí, apoyado en la barandilla contemplo con una sonrisa de oreja a oreja, como el barrio vuelva al barrio, como Triana vuelve a Triana.Y alli, justo enfrente, el Belmonte de bronce esta atento al batiburrillo de voces que llegan de la calle Betís, del Altozano, donde ya esta montado el escenario, bajo la callada presencia de la farmacia de Aurelio Murillo, antiguo escenario de tertulias trianeras.
Muy pronto, me veo inmerso en un caudaloso río humano que fluye paralelo a la lamina de agua milenaría, inundando las más asoleradas calles del arrabal. Se siente en el aire el orgullo de barrio; en la alegría de las pocas casetas, en los rostros de felicidad de las mujeres y hombres que pasean lentamente.
Y no falta un carrito donde venden avellanas verdes, ni el olor que te atrapa de las sardinas asadas.Un señor, con bigote de Guardia Civil antiguo, se esmera junto al mostrador, en rebañar una hasta la raspa, mientras su señora, risa espontanea y cascabelera, labios pintados de rojo carmín, moña de jazmines en el generoso escote, abanico que con su va y viene le alivia un poco la jartá de calor, chismorrea con unas vecinas.Y suenan las sevillanas, y se escucha a unos niños llorando porque su padre no quiere gastarse ni un euro más en los cacharritos.
Tras el refrigerio, me acerco al embarcadero para ver la barcaza arenera que sostiene el mástil semicaido y engrasado de la cucaña.Mañana, nuevamente, los chavales y no tan chavales, intentaran esa misión imposible de coger, laurel triunfal de los trianeros, la banderita de su punta.
Y rasgando la noche el quejío flamenco, el toque de una guitarra, el cante hondo resonando al aire de Triana hasta bien entrada la madrugada.
Que hermosa esta Triana en estas noches señalaítas, en estas noches grandes en que Triana esta más bella, más arrebatadora, más Triana misma, disfrutando como hermosa mujer que es de las calurosas noches de su Velá.
Pues nada, que nos daremos una vueltecita, cruzaremos al otro lado del río, tomaremos unas sardinitas con una cervezita bien fresquita (¿sigue el concurso de tiradores de cerveza?)y sobre todo disfrutaremos de Triana. Lo de la cucaña se lo dejaré para los más jovenes que ya probé lo que resbala el palo.
ResponderEliminarUn saludo.
Claro que sigue el concurso de tiradores de cervezas, este año lo ha ganado un camarero de la Cerveceria Puerta Triana, muy cerca de donde yo vivía en el barrio.En lo de la cucaña estamos totalmente de acuerdo amigo Naranjito, mejor sentaíto con una rubia y una sardinita asá.¡ Que bueno !.Un abrazo.
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