Hay veces que la vida nos da la más pesada de las Inocentadas, hay veces que esa malaje que nos llega en ese paso tan horrible desde la Iglesia no menos fea de SAN GREGORIO, esa "CANIJA" a la que - según el recordado PADRE JAVIERRE - el no menos añorado PEPE PEREGIL le dedico esta "original" saeta: "Hay Canina cuanto te quiero/pero como te hace falta/ un buen caldo del puchero", nos une hasta en las ultimas consecuencias, hasta en los últimos momentos, en su última y macabra broma, las figuras de dos personajes muy importantes en esa locura, BENDITA LOCURA, de dos universos tan diferentes, tan contrarios, pero que en el libro de mis recuerdos, de mis nostalgias, de mis imagenes perennes, llenan paginas y paginas, a veces solapandose, a veces simultaneandose, a veces fundiéndose, que son el ROCK Y la SEMANA SANTA, la SEMANA SANTA y el ROCK, que siempre han estado presentes durante toda mi vida,y que se unen, desgraciadamente, con tan solo el intervalo de tres días, también en ese último capitulo que es la MUERTE.
Eran dos personalidades muy fuertes, eran dos hombres aún jóvenes, con mucho aún que aportar, pero que en todo lo que hicieron, en todo lo que formaron parte, se entregaron con intensidad, hasta el punto de saber trasmitirte esa fuerza, esa pasión, para llenar tus ojos y tu corazón de emoción, de instantes irrepetibles.Eran dos hombres que aún siendo muy diferentes, tenían detalles en común: ambos, con apariencias inconfundibles, COCKER con ese aspecto de ogro de los cuentos, ANTONIO DE LEÓN con el semblante siempre serio, aducto, como si siempre fuera en la delantera del paso de su JESÚS NAZARENO; ambos con esas narices de boxeador; ambos con esas formas tan peculiares de caminar; ambos con esas voces graves, rotas, cascadas, voces de noches de whisky en cualquier lugar del MUNDO, voces de ligaitos en la única MADRUGÁ en cualquiera de las legendarias tabernas de SEVILLA.
JOE COCKER era rockero, ANTONIO DE LEÓN era capataz de cofradía, dos maneras sublimes de llamar a quórum a los mismos ÁNGELES, de llevarnos a la GLORIA, al NIRVANA de momentos inolvidables, únicos, que quedarán para siempre marcados a fuego en nuestro recuerdo.
JOE COKER , que tras su éxito hasta finales de los setenta, y después de una pequeña etapa de silencio y semi-retiro, provocados por sus problemas con las drogas y el alcohol, nos dejo en los años ochenta, dos temazos ligados al mundo del celuloide; de una parte la canción "UP WERE WE BELONG", de la película "OFICIAL Y CABALLERO" , que le dio un OSCAR, de otra, su ya mítico "YOU CAN LEAVE YOUR HAT ON", como banda sonora de uno de los strip-tease más emblemáticos más calientes del CINE, con una de las mujeres más bellas, KIM BASINGER, en "NUEVE SEMANAS Y MEDIA",pero, sin embargo, la imagen que siempre recordaremos de JOE COCKER , es en el concierto de los conciertos, en el grandísimo WOODSTOCK de 1,969, en ese momento estelar en que en pleno éxtasis nos interpreto "WITH A LITTLE HELP FROM MY FRIENDS".
ANTONIO DE LEÓN, costalero y capataz, costal y terno negro, siempre en las delanteras de los pasos del Nazareno del SILENCIO y de la BORRIQUITA. Sobriedad y sello de cofradía en SAN ANTONIO ABAD, alegría, mucha alegría e ilusión cuando mandaba ese paso que desde el SALVADOR nos trae a JESÚS, que entre los suaves sones de unas campanillas que cuelgan en las bridas de su borrica, y la alta trompeteria del más esperado SOL, parece decir: "SEVILLA, SEVILLA, deja que tus niños se acerquen a mi".
Precisamente en nuestra mente se repite la imposible maniobra, cerrada la Iglesia Colegial por las ingentes obras de varios años, de enmedio de un inmenso gentío, encarar completamente el barco de los claveles rosas, hacia su portalón, como si fuera a subir una imaginaria rampla, mientras la tarde del DOMINGO DE RAMOS repetía el eco de una atronadora ovación.JOE COCKER era rockero, ANTONIO DE LEÓN era capataz de cofradía, dos maneras sublimes de llamar a quórum a los mismos ÁNGELES, de llevarnos a la GLORIA, al NIRVANA de momentos inolvidables, únicos, que quedarán para siempre marcados a fuego en nuestro recuerdo.
JOE COKER , que tras su éxito hasta finales de los setenta, y después de una pequeña etapa de silencio y semi-retiro, provocados por sus problemas con las drogas y el alcohol, nos dejo en los años ochenta, dos temazos ligados al mundo del celuloide; de una parte la canción "UP WERE WE BELONG", de la película "OFICIAL Y CABALLERO" , que le dio un OSCAR, de otra, su ya mítico "YOU CAN LEAVE YOUR HAT ON", como banda sonora de uno de los strip-tease más emblemáticos más calientes del CINE, con una de las mujeres más bellas, KIM BASINGER, en "NUEVE SEMANAS Y MEDIA",pero, sin embargo, la imagen que siempre recordaremos de JOE COCKER , es en el concierto de los conciertos, en el grandísimo WOODSTOCK de 1,969, en ese momento estelar en que en pleno éxtasis nos interpreto "WITH A LITTLE HELP FROM MY FRIENDS".
ANTONIO DE LEÓN, costalero y capataz, costal y terno negro, siempre en las delanteras de los pasos del Nazareno del SILENCIO y de la BORRIQUITA. Sobriedad y sello de cofradía en SAN ANTONIO ABAD, alegría, mucha alegría e ilusión cuando mandaba ese paso que desde el SALVADOR nos trae a JESÚS, que entre los suaves sones de unas campanillas que cuelgan en las bridas de su borrica, y la alta trompeteria del más esperado SOL, parece decir: "SEVILLA, SEVILLA, deja que tus niños se acerquen a mi".
En vuestra memoria JOE, ANTONIO suene la voz de ese ROCKERO COFRADE, ese monstruo que fue el gran SILVIO, en ese himno sevillanísimo que es su "REZARE".
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