2.006 - IGNACIO JIMÉNEZ SÁNCHEZ-DALP
El Gran Poder cuando pasa
no pasa, siempre se queda,
porque está en los corazones
de todo aquel que le reza,
de todo aquel que le mira,
de esas mujeres con velas
que lo siguen cada año
para cumplir su promesa.
Y Él está con los que sufren,
con los que tienen tristeza,
con los que están agobiados
y también con los que enferman,
y en todo el que le acompaña
con cirio y trabajadera.
Que el Gran Poder nunca pasa
no pasa, siempre se queda,
y hay en sus ojos dulzura,
y hay en su rostro pureza
y hay un amor infinito
de los pies a su cabeza
¡y hay una expresión divina
que borra el mal y lo aleja!
Pasan la vida y los hombres
pero el Gran Poder se queda
igual que se queda el aire
que acaricia las veletas.
Pasan las horas, los días,
los meses, las primaveras,
y Él seguirá en San Lorenzo
con túnica nazarena,
con espinas en las sienes,
con la boca ya reseca,
con sus manos doloridas
y con su frente sangrienta,
llevando sobre su Cruz
nuestros pecados a cuestas.
Aunque el mundo esté en su mano
siempre el Gran Poder se queda,
y siendo Dios fue humillado
a pesar de su grandeza,
pero Él con su pisada
siempre avanza aunque no pueda.
Gran Poder del universo,
del sol y de las tormentas,
de lo bueno y de lo malo,
del día y de las tinieblas,
de la vida y de la muerte,
de los cielos y la Tierra.
Gran Poder por la Gavidia,
Gran Poder que nos esperas,
Gran Poder en la mañana
y bajo la luna llena;
Gran Poder que nos escuchas,
que nos perdona y consuela;
Gran Poder de mis anhelos,
obra completa y perfecta,
Gran Poder, Verdad del mundo,
Gran Poder de nuestra Iglesia,
Gran Poder, Luz y Camino
¡Gran Poder de Juan de Mesa!
Pasarán siglos enteros,
y siempre aquí su presencia
entre el costal y el esparto,
y cera color tiniebla
entre un silencio que rompe
el llamador cuando suena.
Ven conmigo, sevillano,
que hoy otra vez es Cuaresma;
Dios me ha dicho que le siga
cumpliendo una penitencia.
Toma el ruán y el rosario
persigue esa tez morena,
tal como lo vio tu madre,
como le rezó tu abuela.
Todo se pare ante Él,
que la noche se detenga
y rezando le aliviemos
la carga de su madera.
¡Venid conmigo, venid!
que su zancada nos lleva
a un paraíso y a un Reino
donde no existen fronteras.
Que el Gran Poder nunca pasa
su palabra es verdaderaque en su rostro hay un mensaje
de ternura y fortaleza.
Para hacerse sevillano
bajó Dios hasta esta Tierra,
y por eso permanece
donde los vencejos vuelan
donde hasta el aire es distinto
y la Giralda se eleva.
Que el Gran Poder nunca pasa
nunca pasará, navega
andando sobre las aguas
y aquí en Sevilla se queda.
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