Y mi alma se quedará
junto a tu regazo limpio
entrelazando a la fe
el corazón de mis hijos.
Con cuatro flores de lis
coronaré tus castillos.
Para tus mano, Señora,
besos de amor y delirio.
En tus mejillas morenas
un Parasceve infinito;en los varales del palio
mi ser entero prendido
y entre las jarras de plata,
las flores de los caminos.
Manos augustas de España
de nubes, te habrán vestido,
blanca de flor y de incienso,
para el amor de tus hijos.
Yo me quedare, Señora,
en tu regazo dormido.
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