No creo equivocarme mucho cuando digo que cerca de un millón de personas son los que cada año acuden a la Feria de Abril de Sevilla.
Cerca de un millón de almas que gozan de esa ciudad efímera, pensada para la diversión y la alegría, para el cante y el baile.
Y a pesar de que es inmensa la multitud que disfruta en esas calles de albero, en esas casas con paredes de panel, de lona, bajo un cielo de farolillos, también me atrevería a asegurar que no son muchos, tanto foráneos como sevillanos, los que saben algo sobre los orígenes de esta Fiesta, sobre su historia.
Vamos a dar algunas breves reseñas sobre la misma con la sana intención, de que todos conozcan un poquito más de esa maravilla que es nuestra Feria.
Aunque los primeros antecedentes de esta celebración se remontan a unas disposiciones del rey ALFONSO X, la Feria, casi como hoy las conocemos, fue ideada en 1.846 por dos importantes señores que, como casi siempre que se inventa algo en esta ciudad, no eran nacidos en esta tierra.
D. José María Ybarra, vasco y D. Narciso Bonaplata, de cuna catalana, fueron los padres de la criatura. Crearon la Feria con la buena intención de fomentar la agricultura y la ganadería del entorno de Sevilla.Hay noticias de que en la primera hubo catorce casetas y de que se trasegó mucho vino Valdepeñas y aguardiente de Cazalla.
La Feria se celebraba en el Prado de San Sebastián, pero los sevillanos de entonces, gustaban mucho de pasearse por la calle San Fernando, que era como una prolongación del Real.Con el tiempo, el carácter agropecuario del invento fue decayendo, primando muchísimo más el aspecto ludico.Sobre los primeros años del siglo XX, se adornaba profusamente de bombillas la famosa PASARELA, un paso elevado de acero , para que los peatones pudieran salvar el trafico rodado, según parece, muy importante ya en la época; quizás ,esa PASARELA iluminada fuera la precursora de la actual PORTADA, grandiosa estructura de panel y tubos metálicos, que unas veces representa monumentos y otras hitos importantes de la Ciudad, y que sirve de entrada al Real.
La Feria como manifestación popular, nos ha dejado también las imágenes en el recuerdo de curioso y divertidos personajes: el Marques de las Cabriolas y el Conde de las Natillas, títulos de pega, integrantes de esa ocurrente Peña humorística "ER 77" y PEPE EL ESCOCES, un alto y desgarbilado tipo que llego un día desde sus frías tierras, con su faldita de cuadros y su gaita; y tanto le gusto el cante por sevillanas, el vinillo y la guitarra, que ya ningún año faltaba a la cita, son alguno de ellos.
Y así, Feria tras Feria,los años fueron pasando, el Prado se nos quedo pequeño y en el año 1.973, el Alcalde Juan Fernandez decide trasladar la Fiesta al otro lado del Río, junto a la moderna barriada de LOS REMEDIOS.
Allí fue creciendo el nuevo Real, las calles con nombres de los más famosos toreros sevillanos, y allí sigue, para deleite de propios y extraños, con más de mil casetas, con una grandiosa CALLE DEL INFIERNO, que más que calle parece ya una ciudad ruidosa, donde se aprietan las tómbolas, los circos y los cacharritos -atracciones para los que no sean de Sevilla-.
Grácias por la invitación a tu caseta. Nos pasaremos a eso de las ocho menos cuarto ¿Vale?.
ResponderEliminarUn saludo y vé pidiendo algo pá picá.
"A las ocho menos cuarto, vale". -Nueve menos cinco: " Oye TRITI, que mira que la parienta se ha retrasao en arreglarse, quedamos a las nueve y media". - Nueve y media: "TRITI , tio que nos hemos encontrao a unos amigos en la puerta de su caseta y nos han invitao y ya nos hemos enrollao, a las diez y media sin falta, vale". - Once menos cuarto: "Oye tío, que ya vamos pálla que es que nos hemos confundío de calle y en vez de en CURRO ROMERO hemos acabao en PASCUAL MARQUEZ". -Once y diez. El Naranjito y su parienta desembarcan en la caseta con una sonrisa de oreja a oreja; les pongo unas copitas para darles la bienvenida y brindar por todos.(Menos mal que el menda hacia diez minuto que acababa de llegar).Un fuerte abrazo con mucha guasa de Feria
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