Para cantarte, Cachorro,
no hay seguiriya gitana
ni cante por martinete
que resuene en tu Triana.
Para pintarte, Cachorro,
la pintura se acabara
y los pinceles murieran
sin que tu color llegara.
Para mirarte, Cachorro,
con mirada verdadera,
hay que desnudar el alma
al nacer la primavera.
Para esperarte, Cachorro,
expirando por Sevilla,
hay que parar la tarde
y soñar tu maravilla.
Para guardarte, Cachorro,
en los sentires del alma,
siempre mirarte en el río
espejo de agua calma.
Para rezarte, Cachorro,
sólo pensarte, Señor,
la tarde del Viernes Santo
dando lecciones de amor.
Para imitarte, Cachorro,
cuando la muerte es desvelo,
humillarse como Tú
y morir mirando al cielo.
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