VISPERAS DEL GOZO

                                            

       Aunque el sonido de tambores y cornetas había cortado el aire de Sevilla desde hacia tiempo, todos esperábamos aún la autentica señal de la cuenta atrás, el esperado aldabonazo que nos presintiera los gozos de la Primavera.

                   Para muchos este primer anuncio se produjo en la primera tarde del año, en pleno invierno, con el Quinario en honor del Señor del Gran Poder; otros sentirían un escalofrió al ver forradas las paredes de nuestras Iglesias con las convocatorias de los cultos de su Hermandad, y otros, al encontrarse en cualquier calle estrecha, entre la neblina, un grupo de jóvenes y no tan jóvenes, entusiastas, ensayando con unas parihuelas cargadas con vigas y sacos terreros, mientras cortando la noche, junto al río o la muralla macarena, las bandas seguían mejorando la interpretación de las marchas procesionales.

                Pero para todos, cuando la ceniza vuelva una vez más a nuestra frente, marcándola con ese símbolo que nos une, sera entonces, cuando tengamos la certeza  de la cercanía de los días soñados, de la ilusión compartida, del cortejo amoroso, único e idilico, con esa vieja Dama, y sus cosas más entrañables, esas que cada vez nos atrapan más y nos hacen más suyo, en definitiva, el encuentro con , como dijeron los poetas, el "TIEMPO SIN TIEMPO", y "LA VIDA EN UNA SEMANA".

         

                 Y veremos en un naranjo, florecer un ramillete de azahar, y gozaremos los olores que esperábamos; y al pasar por la Confitería  La Campana, veremos el escaparate repleto de nazarenos de caramelos, y se nos hará la boca agua con la dulzura de la primera torrija chorreante de miel, y disfrutaremos los sabores que soñábamos; y evocaremos tantos y tantos momentos, al sentir, el tacto al fin , de la túnica colgada en la misma percha.

               Y de nuevo se balancearan por la brisa, los capirotes en la calle Alcaicería; y en La Alfalfa se anunciaran "Espartos de Cofradías" y "Sandalias de Nazareno".

                Las Vísperas del Gozo, se irán sucediendo una tras otras: 

                   Los Via-Crucis, con los Cristos portados devotamente a hombros de los hermanos, los operarios levantando, poco a poco, los Palcos en la Plaza de San Francisco,el Pregón , quizás el  definitivo  llamador que nos anuncia, que ahora si que se levanta el Gozo, nos acercan al momento inminente, a ese día esplendente en que todos esperamos que el Sol se levante más radiante que nunca, como invitado de excepción, que el cielo luzca más azul, para hacer juego con los capirotes de mi querida Hdad. de la Hiniesta, a ese magico Domingo de Ramos, en que todos los sevillanos estrenamos, no unos zapatos, ni una corbata, sino una ilusión nueva.
             

                Y  acudiremos a la Procesión de Palmas, y a besar las manos del Gran Poder o a ver los pasos en el interior de las Iglesias, para que al fin, nuestro encuentro con el primer nazareno, el mío blanco,  como blanca es su hermosa Virgen de la Paz, sea la confirmación definitiva de que Sevilla ha hecho, una vez más, realidad el sueño increíble de su Semana Santa.